EL BIERZO Y LACIANA - perros y cachorros en adopción

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SONRI, 2 meses después de su adopción

Sonri fué adoptado en julio/2013 a la edad de 12 años.
Esto es lo que nos cuenta Beatriz, su adoptante.



Hola amigos, soy Sonri, hasta hace dos meses un abuelo de esta Protectora de El Bierzo y Laciana.
Hace dos meses me adoptaron y mi nueva y por fin definitiva familia quiere contaros lo que ha supuesto mi adopción para ellos. También os ponemos unas fotos de mi cumple meses, un día normal en aparencía ya que hemos hecho de lo siempre, pasear y estar por casa pero para mi UN DIA ESPECIAL Y MARAVILLOSO porque ahora cada día disfruto de algo que no tenia: LIBERTAD y AMOR A TIEMPO COMPLETO.

Os dejo con mi familia: Hola, somos Bea y Paco, amantes de la vida, del respeto y la paz . Un dia, de viaje en África, una persona nos dijo unas palabras que no olvidaremos nunca: la gente pequeña debe hacer cosas pequeñas por los demás. Nos decían que los Europeos siempre pensábamos en grandes cosas que luego nunca realizábamos. Realmente no se equivocaba mucho ya que siempre hacemos algo que no nos cueste, que no nos reste tiempo, que podamos encajar en nuestra comida vida.
Decidimos cambiar un poquito mas allá de nuestra zona de comodidad el sentido de la vida. Un día, casualmente, me encontré con Sonri en una fotografía, me encontré con Patry (voluntaria de la protectora) hablando de él.
No "necesitábamos ningún perro" pero Sonri si nos necesitaba a nosotros. Realmente valoramos que había bastantes contras pero para él muchas mas ventajas; decidimos algo que no tiene: darle voz y supusimos que él elegiría una vida mejor, así que salimos de nuestra zona de comodidad y decidimos tenderle una mano Sonri y a Patry, encantadora chica.
La sorpresa fue mayúscula, Sonri nos ha reportado mas felicidad a nosotros que nosotros a él. Aquellos que dudéis al adoptar a un abuelete: no lo dudéis ¡es increíble! Son tranquilos, dulces y apacibles; son muy inteligentes y aprenden todo muy muy rápido. Sonri no ha hecho nunca sus necesidades ni alrededor de casa, le hemos enseñado y en un solo día ha aprendido a ir al campo y a pedirlo cuando quiere compañía en el paseo, nos llena con sus ojos dulce y sus torpes carreras ladera abajo.
Nuestro corazón rebosa gozo cuando le vemos correr sin limites, sin jaula, y cuando le vemos elegir cada dia un lugar donde descansar: donde le apetece, con quien le apetece. Es cariñoso y amigo del resto de nuestros perros. Sonri ha sido una sorpresa para nosotros.